Se recomienda la esquematización para formar el pensamiento racional en la escuela básica.
Ahora que es evidente que las noticias falsas (fake news) y la “posverdad” predominan en las “redes sociales”, se requiere formar desde la escuela el pensamiento científico para la vida cotidiana y, aunque parezca extraño, para la convivencia social. Porque el fanatismo y la violencia que la alteran son sostenidos por prejuicios convertidos en dogmas. No es casual el ataque a la ciencia en tanto método y conocimiento.
David Perkins sostiene que los andamios cognitivos son necesarios a la mayoría de los alumnos. En la mejor didáctica basada en la investigación, Robert Marzano (2002, What Works in classroom instruction) sostiene que la exposición del profesor requiere de “representaciones no lingüísticas” (organizadores gráficos, pictogramas, maquetas, actividad corporal e imaginar) para enseñar a obtener inferencias, comprobar hipótesis o explicar fenómenos y otras actividades del olvidado “método científico” en las escuelas básicas. Se recurre a la “inteligencia visual o espacial” en apoyo de la “lógica”, de acuerdo con la pedagogía de Howard Gardner.
Los organizadores gráficos (esquemas, diagramas, “mapas”, etc.) pueden ser descriptivos, episódicos, secuenciales, conceptuales, de principios y de causa-efecto. A continuación, presentamos algunos que utilizamos después de que el alumno aprendió la información básica de un tema o problema.
“Balanza” (situación-problema de Dalongeville).
Alain Dalongeville denomina situación/problema a la estrategia que parte de un prejuicio (representación) presentando información para primero cuestionarlo y, consecuentemente, superarlo. En una balanza primero el alumno anota en el brazo derecho su creencia de un tema controversial. Luego en el brazo izquierdo anotará la nueva información presentada en clase o encontrada mediante indagación. Y en el cierre de la secuencia redactará una conclusión en la base de la balanza.
Aquí el aprendizaje implica un “cambio conceptual” o de paradigma, en términos de Kuhn, por lo que es un proceso que culmina a nivel actitudinal, no sólo conceptual o procedimental.
“Inferencia”.
Primero se presenta un texto o imagen en un cuadro. En un recuadro el alumno señalará mediante flechas la información obtenida de la fuente, escribiendo la evidencia correspondiente. Al terminar redactará la inferencia (conclusión) fuera del recuadro. Es muy útil con fotografías y otras fuentes “primarias”.
“Dilema”.
En un triángulo se inserta invertido otro, conformando cuatro. En el superior se presenta el dilema a tratar. En el inferior izquierdo se van anotando los argumentos en favor del SÍ y en el derecho los del NO. Al final el alumno resolverá el dilema en el central.
“Espina de pescado”.
Diseñado por Ishikawa para la toma de decisiones, este famoso diagrama usa las espinas mayores para los criterios y las menores para la información. Con todos los datos obtenidos el alumno escribe su conclusión.
“Gowin”.
En la parte superior de una letra uve (V) se anota un problema. En la parte izquierda se anotan las hipótesis a comprobar. En la parte inferior la información relevante presentada u obtenida. Y en la parte derecha el alumno elige o desecha las hipótesis.
¿Recursos o estrategias? ¿Facilitador o qué?
Hace no mucho se creyó que la tecnología haría un milagro educativo. El profesor debía convertirse en un “facilitador”. Pero ahora la crisis de la escuela ha trascendido los pobres aprendizajes. No incide en el empleo o los ingresos, las adicciones o la violencia. Se ha propuesto incluso armar a profesores para evitar masacres. Hay escuelas afectadas por el crimen organizado. En varios casos, las escuelas han dejado de ser educativas. ¿Entonces, la docencia?
Hoy se pretende que el profesor no sea un simple facilitador o instructor. Debe ser un “ejemplo”, además de “cuidar” a los alumnos y propiciar un “ambiente” que neutralice los problemas escolares. Se le responsabiliza del éxito del aprendizaje, pero entonces debe brindársele la autonomía, los recursos, el apoyo o la actualización que requiere. Dejar de considerarlo un “empleado” y a los directivos “administradores” del “servicio a los usuarios”. Se requiere una gestión realmente pedagógica, evaluación “auténtica” del aprendizaje, didáctica “situada” y verdaderos liderazgos educativos para realizarlas.
En efecto, sin modificar la burocratización de la escuela no habrá enseñanza ni aprendizaje. Las acciones y recursos por sí mismos son inútiles. En este sentido, los esquemas no son el nuevo dictado y copiado, como ya se hizo antes con los mapas conceptuales y mentales. Su uso es “estratégico”. Implican un diagnóstico, planificación, enseñanza “ajustada”, evaluación y “mejora” para resolver problemas. Recordemos que su aprendizaje es procedimental, por lo que primero deben conocerse, luego practicarse y finalmente aplicarse resolviendo problemas. El dominio se logra cuando el alumno ya no necesita el esquema para el razonamiento.
Joaquín García Andrés (2015) es un profesor de secundaria en España que ha investigado tres niveles de motivación que requiere el aprendizaje. El tema debe ser importante para el alumno, para su vida personal o social. El tema debe ser interesante, teniendo el profesor que “curar” los recursos, hacer “didácticos” los contenidos y materiales. Y el aprendizaje debe superar la memorización, ser “activo” mental, corporal, grupalmente… Cito a este autor no por la validez de sus postulados (La motivación, el punto clave de la educación. Curso de cocina rápida), sino por su esfuerzo cotidiano para que el alumno aprenda. Sabemos que no siempre logramos la motivación, menos siendo desmotivados, pero lo importante, lo que nos hace maestros, es siempre buscarla.
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